Perder una sola noche de sueño puede efectivamente perjudicar las funciones cognitivas, pero la duración y el alcance del deterioro pueden variar. La investigación sugiere que tras una sola noche de privación de sueño, funciones como la atención, el razonamiento y la toma de decisiones se ven afectadas, y este impacto puede durar más allá del día inmediatamente posterior. Algunos estudios muestran que la recuperación completa de la función cognitiva puede tardar hasta 3-4 días, dependiendo de la cantidad de deuda de sueño acumulada y de lo reparador que sea el sueño de recuperación.
Sin embargo, los efectos no son igual de graves para todas las personas, y algunas capacidades cognitivas pueden recuperarse más rápido que otras. Aunque es importante recuperar el sueño perdido, la recuperación puede variar según la resiliencia individual y la calidad del sueño posterior.