El populismo no es meramente un estilo de retórica política, sino un producto de la propia democracia, especialmente en su forma moderna, de masas.
Cuando:
- los votantes carecen de información completa o del tiempo para procesarla
- las personas reaccionan emocionalmente ante crisis, pobreza, inflación, guerra o injusticia
- los políticos deben competir por la atención con las noticias y las redes sociales
...las promesas simples y emocionales resultan más eficaces que las explicaciones complejas y honestas. En tales circunstancias, la ventaja no recae en quienes hablan con responsabilidad, sino en quienes pueden captar la atención.
El populismo no es un fallo de la democracia, sino una característica inherente.
Por qué incluso los buenos políticos recurren al populismo
- Los votantes buscan soluciones simples, mientras que los argumentos complejos se pierden en el ruido de la información.
- Los competidores desatienden los principios del debate racional; de lo contrario, arriesgan perder apoyo.
- Los medios amplifican mensajes breves y emocionales, que se difunden más rápido que los programas exhaustivos.
¿Se puede evitar?
¿Por completo? Casi nunca. Pero su daño puede reducirse mediante:
- fomentar el pensamiento crítico y la alfabetización económica y política básica entre la ciudadanía
- cultivar una cultura política centrada en cumplir los compromisos programáticos
- fortalecer las instituciones: medios independientes, el poder judicial y centros de análisis
Resumen
El populismo es a la vez un síntoma y un medio de supervivencia en la política. No puede eliminarse por completo, pero puede mantenerse a raya mediante las instituciones, una cultura política madura y la educación pública.